Al iniciar este curso tenia muchas expectativas de cómo podría cualificar los procesos de aprendizaje de la lectura y la escritura con mis estudiantes. Desde hace algún tiempo esta de “moda” hablar de los proyectos pedagógicos y de las secuencias didácticas, yo leía y trataba de entender cómo se “comía eso”. Estaba segura que no quería trabajar desde un modelo tradicional con el reconocimiento de los grafemas y los fonemas, pero me daba temor realizar otro tipo de experiencias sin saber con seguridad si tendría resultados o no. El módulo introductorio del curso “Hacia una fundamentación del trabajo pedagógico y didáctico en el campo del lenguaje”, despertó en mi varias emociones: culpa, porque en muchas ocasiones caí en ese proceso tradicional del trabajo del lenguaje; expectativas, porque estaba segura que iba a aprender a hacerlo de otra manera, pero sobre todo esperanza de poder brindarle a mis estudiantes la posibilidad de construir su voz y de consolidar sus procesos de lectura y escritura desde las prácticas socioculturales con un sentido y un significado para ellos.
Pérez plantea
… garantizar las condiciones para que los estudiantes participen efectivamente en prácticas sociales y culturales de lectura y escritura. Esto implica, trabajar para que niños y niñas se descubran lectores y productores de textos, incluso antes de dominar la escritura alfabética convencional. En ese proceso de descubrirse lectores y productores de textos se explorarán los códigos convencionales de lectura y escritura, así como la comprensión, interpretación, análisis crítico y producción de los tipos de discurso, propios de las diferentes situaciones comunicativas: situaciones en las que se requiere explicar, narrar, argumentar, describir, informar. Como puede inferirse, la unidad de trabajo pedagógico será la situación social y cultural en la que se habla, se lee o se escribe, es decir, la práctica socio - discursiva. (p.4).
Con el desarrollo de la secuencia didáctica, esa esperanza se transformó en realidad, es indescriptible ver como en un grupo tan heterogéneo como el mío, donde no todos los estudiantes están en el mismo nivel de dominio del código escrito, donde además tengo niños con barreras para el aprendizaje la participación de todos fue muy significativa, se repartieron roles de acuerdo a las habilidades de cada uno y todos aportaron sin excepción. Ésta, además de ser una propuesta didáctica para desarrollar procesos con sentido y significado, es una propuesta incluyente que le permite a cada uno ir a su ritmo, permite fomentar el trabajo cooperativo y hacer evidente las zonas de desarrollo de las que nos habla Vigostky, ya que unos jalonaban a los otros dentro del trabajo en la clase.
En la actualidad me han asignado de nuevo el grado segundo, en el tengo niños con barrera para el aprendizaje, discapacidad motora y trastornos del comportamiento. La mayoría no han accedido al dominio del código escrito. Viendo el grupo regresa la esperanza a mi, estoy revisando nuevamente los módulos del curso e indagando cuáles prácticas sociales tendré en cuenta para consolidar los procesos de lectura y escritura con los que me llegaron los niños. Un nuevo reto, una nueva oportunidad de aprender y de crecer con ellos.
Muchas gracias por esta oportunidad.
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